martes, 28 de febrero de 2017

Corpus Cristi (Cuenca)



Antecedentes:
El Corpus Cristi es una fiesta católica de la institución de la sagrada eucaristía o cuerpo de cristo, es una de las expresiones religiosas en las que se exhibe mayor participación y es una de las más concurridas de Cuenca.  

Dónde se realiza:
Azuay, Cuenca, El Sagrario

Organización de la fiesta:
El sacerdote Guillermo Andrade, señala que la tradición cuencana del Corpus Christi es “fundacional”; “es decir que está presente desde la fundación española de la ciudad y que inclusive, antes de la constitución de la urbe, ya existía un sacerdote que hizo presente a la Iglesia católica y que celebraba la misa en un lugar que hoy es la iglesia de Todos Santos. Y cuando se funda oficialmente la ciudad, se estableció el espacio para la iglesia de Cuenca, lo que hoy se conoce como la Catedral Vieja”. Además resalta que “el Corpus Christi es la acción de gracias que se ofrece a Jesucristo por haber instituido la Eucaristía el jueves santo en la última cena, pero, la Iglesia católica, cree conveniente darle las solemnidades propias que se dan como acción de gracias por la Eucaristía, en otra fecha diferente a la de la Semana Santa, por lo que se cambia el tiempo de la celebración. A pesar de ser una celebración móvil, por lo general se realiza el mes de junio de cada año.” El Corpus Christi, o Fiesta del Septenario, es un escenario en el cual el sincretismo religioso está presente. Este sincretismo es producto de la imposición de la religión católica de los españoles por sobre las tradiciones religiosas y festivas de los cañaris e incas. Fernanda Cordero comenta que “los nativos no opusieron resistencia a la imposición de tal solemnidad. Mas bien, la aceptaron y se adhirieron al festejo, explicado quizá por la coincidencia con el tiempo del solsticio, en que maduran los granos y se inician las cosechas y tiempo también de la más grande de sus celebraciones: la del Inti Raymi o fiesta del Sol, que se conmemoraba durante el solsticio invernal todos los años el 21 de junio. Pudo ser también que tal aceptación del rito se debió a la similitud morfológica entre la custodia y el sol” (Cordero, 2009, p.19). Esta celebración espiritual es convocada por los priostes a toda la comunidad, que cada año son designados por los sacerdotes.
Los encargados de organizar la fiesta, contratar a las bandas de pueblo, mandar a confeccionar los castillos, los “cuetes” (cohetes) según el decir de la gente, realizar las invitaciones para la comunidad, ejecutar la recolección de las cuotas. Tradicionalmente quienes han fungido de priostes y continúan siéndolo hasta la actualidad son: los gremios de artesanos, profesionales de la ciudad, comerciantes y grupos de oración representados por señoras provenientes de las diferentes parroquias eclesiásticas de la ciudad. De las diferentes parroquias urbanas y rurales de Cuenca acuden los feligreses a la iglesia matriz o Catedral Nueva durante los ocho días de la celebración del Corpus Christi. El último día conocido como la Octava de Corpus se celebra en las parroquias rurales de la ciudad. Esta manifestación inicia con el jueves de Corpus Christi y luego continúa con la Fiesta del Septenario. En esta celebración están presentes lo religioso y lo festivo. Lo religioso se ve manifiesto en el culto que se ofrece al Santísimo Sacramento del Altar, a través de la hora santa, la misa y la procesión, acompañadas con: cantos, lecturas, himnos, visitas al santísimo y rezos propios para la ocasión. Durante la procesión, la Custodia es trasladada por las calles que rodean al parque Calderón. En este momento, hacen su aparición las bandas de pueblo que recrean los cantos litúrgicos a través de canciones son respondidos por los feligreses. Hay que resaltar también que durante la elevación (de la custodia) en la misa, la celebración y el trayecto de la procesión se hace sonar unas campanillas, costumbre que proviene de las primeras celebraciones realizadas por la santa Juliana de Mont Cornillon en el siglo XIII (Cordero, 2009, p.17). La presencia bandas de pueblo dentro de la celebración de Corpus Christi es muy importante. La transculturación a través del mestizaje hizo que: música, cantos y rezos de los pueblos andinos fueran combinándose con los de tipo litúrgico católico. Garcilaso de la Vega quien fuera testigo presencial del Corpus Christi en los primeros años de la Colonia, indica que en el Cusco, desfilaban en procesión todas las parcialidades con arreglo a sus tradiciones y costumbres. Es decir, “los indios de cada repartimiento pasaban con sus andas, con toda su parentela y acompañamiento, cantando cada provincia en su propia lengua particular materna, y no en la general de la Corte, por diferenciarse las unas naciones de las otras. Llevaban sus atambores [tambores], flautas, caracoles y otros instrumentos rústicos musicales” (Cordero, 2009, p.20). La participación de la banda de pueblo se da en dos momentos: en el acto religioso y en la fiesta popular. Julio Tenecota, músico de banda por 50 años, nos indica que la música que se interpreta en la procesión la aprendió de su padre, y de sus mayores. En la actualidad, él continúa con esa tradición. Las canciones que aún se tocan en la procesión son: “Bendito”, “Al Divino Sacramento”, “Oh buen Jesús”, “Ha venido el señor”, “Mandamiento Nuevo”, “Tú reinarás”, “Gloria a Cristo”; las cuales constan de dos momentos: el primero, la banda interpreta la primera parte o parte A; y el segundo, los feligreses repiten la misma parte pero cantando. A estos cantos se los conoce como responsoriales. El otro escenario, en el que las bandas están presentes con su música, es en la fiesta popular. Tenecota agrega que “al terminar la procesión se cambia de tipo de música y se interpreta música nacional como: pasacalles, sanjuanitos, albazos con la finalidad de dar alegría al pueblo”. Los temas infaltables en su repertorio son el pasacalle “La Chola Cuencana” de Rafael Carpio Abad y el capishca “Por eso te quiero Cuenca” de Carlos Ortiz Cobos, los cuales son preferidos sobre todo para la quema de los castillos. Además, recuerda que en los tiempos de su niñez, tanto la Banda Obrera del Azuay como la de Obreros de La Salle, salían desde sus sedes en desfile por las calles de la ciudad, interpretando marchas y pasodobles hasta llegar a la Catedral; esto lo hacían el primer día de Corpus. En las parroquias rurales de Cuenca, sobre todo en Baños, hasta hace unos 25 años, al iniciar la fiesta popular todavía se podían escuchar al redoblante y la chirimía acompañando a la vaca loca. El papel comunicativo e integrador de la banda de pueblo dentro del Corpus es trascendental, pues como lo señala el sacerdote Julio Castillo, párroco de Gualaceo “la banda despierta, convoca, llama a la gente y motiva su participación”. La pirotecnia es otra de las expresiones de la fiesta popular que está dentro de la celebración del Septenario. Se trata de una expresión cultural traída por los españoles, y que estos a su vez lo heredaron de los musulmanes a raíz de la invasión sucedida en el siglo VIII. En España, la ocupación árabe, hizo de los fuegos artificiales acto principal de cualquier fiesta (Cordero, 2009, p.51). Los castillos, los llamados “cuetes” (cohetes) y demás fuegos artificiales forman parte del paisaje sonoro y cultural de la ciudad. Su presencia en Cuenca está datada en los libros de Cabildo de Cuenca, cuando el 28 de mayo de 1614, se destina 20 pesos para pólvora, con el fin de hacer disparos de salvas en honor al Santísimo Sacramento y para la fabricación de una tarasca (objeto similar a un castillo) para las festividades del Corpus Christi (Cantos, 1989, p.9). Los dulces son otro elemento tradicional identitario de esta celebración, el sacerdote Castillo, indica que “los dulces de Corpus están cargados de un fuerte simbolismo, pues representan al dulcísimo Corazón de Jesús sacramentado”, y que esta tradición culinaria se origina igualmente en España. Inicialmente, la confección de estos dulces eran realizados por las monjas de los conventos del ciudad para la aristocracia cuencana. Luego, se extendió este conocimiento y práctica a las señoras de la burguesía local. La difusión masiva de estos dulces en la ciudad, se debe gracias a que las mujeres de origen "popular" que trabajaban como servidumbre de cocina, aprendieron a elaborarlos y poco a poco los ofrecieron a la gente en los portales de las casas grandes ubicadas cerca del parque Calderón. El Corpus Christi o Fiesta del Septenario está relacionado con las expresiones orales mediante el uso de alabados, rezos y cantos que se exteriorizan en las procesiones; con las artes del espectáculo por la presencia de las bandas de pueblo durante los 8 días de la celebración. También se relaciona con los usos sociales, rituales y festivos como los son las ceremonias religiosas y ritos de conmemoración. En esta manifestación, el sincretismo religioso está muy presente, lo que la convierte en un elemento identitario importante de la ciudad y de la provincia. Fuentes de consulta: Cantos, Gerardo y Carlos Galindo, La pirotecnia en al Azuay, Cuadernos de Cultura Popular, N° 13, Cuenca, CIDAP, 1989. Cordero Iñiguez, Juan, Signos de Identidad Cuencana. Cuenca, Muy Ilustre Municipalidad de Cuenca, Primera Edición, 2011. Cordero de Landívar, María Fernanda, El Corpus Christi, Cuadernos de Cultura Popular, N°25, Cuenca, CIDAP, 2009. Pesántez de Moscoso, Gloria, Fiestas Tradicionales del Azuay y Cañar, Cuenca, Banco Central del Ecuador, 2007 Salcedo Ramírez, Carlos, Revista del Instituto Azuayo del Folklor, N°9, Cuenca, Abril de 1986.




Fecha que se realiza:
21 de Junio

Tipo de fiesta:
Usos sociales, rituales y festivos.

Personajes:
 La comunidad con participación masiva

Gastronomía típica:
Bebidas típicas en su peregrinación canelazos, chicha y gastronomía Cuencana.

Relación con algún santo:
Ninguna





Instituto Nacional de Patrimonio Cultural

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