Antecedentes:
A partir de 1698, las fiestas de la Virgen de la Caridad eran muy importantes en este pueblo, pues concentraba a los propietarios de fundos vecinos los que para 1700 deciden entregar “50 barriles de miel y 40 de puro para celebrar la fiesta de la prodigiosa Madre de la Candelaria o de la Caridad del pueblo de Mira y que se han dado en llamar la fiesta de la Candelita, en razón del tamaño de la imagen…” La afirmación de Tapia fundamentada en la cita del Libro de Doctrinas y Doctrineros de 1697-1701 (Folio 72) no deja lugar a dudas sobre la ocurrencia desde épocas tempranas de esta celebración y, especialmente, sobre la dimensión que ésta tenía pues se habla de 50 barriles de miel y 40 de puro, cantidades nada despreciables a ser consumidos durante la fiesta. En la actualidad la fiesta en honor de la patrona de Mira, la misma que tiene como día principal de celebración -“el de la fiesta grande”- el 2 de febrero de cada año, reviste sin duda gran importancia para sus devotos para quienes la celebración lejos de decaer “mejora cada año”, sobre todo, porque como anota doña Cecilia Ramírez: “…la mayoría de la gente es ligada a la Virgen -y- creen que han conseguido lo que han conseguido porque la virgen los ayuda” (Cecilia Ramírez, Mira/2011). Cabe señalar que por motivos de mayor conveniencia, si bien la fecha festiva es el 2 de febrero, la celebración ocurre el fin de semana más cercano, esto es sábado y domingo. Ahora bien, en relación a la manera en que se expresa la religiosidad popular durante las fiestas de la Virgen de la Caridad, la observación que realiza el padre Tobías Murillo, párroco de Mira desde hace 8 años, resulta por demás interesante pues según él “..en estos ocho años se ha tratado de evangelizar las fiestas, pero la religiosidad está en el alma de los devotos -quienes- hacen lo posible por celebrar la fiesta cada año” (Tobías Murillo, Mira/2011). La referencia implícita que deja traslucir este testimonio es que más allá del evento estrictamente eclesial, está la celebración no litúrgica que es, por lo demás, la que ejerce una presión económica sobre los devotos y devotas. Tan es así que al parecer, según lo expresa nuestro interlocutor en otra parte de su testimonio: “…cuando se produjo la dolarización en el país la devoción bajó” entendiéndose, en un sentido figurado, que lo que bajó fue la capacidad económica de los fieles para pasar la fiesta y esto seguramente se reflejó en el tamaño del evento. En todo caso, las fiestas en honor a la Virgen de la Caridad en Mira, han seguido celebrándose y dentro de la estructura festiva de este evento encontramos varios momentos que pueden ser identificados claramente; a continuación describimos en orden más o menos secuencial, aquellos que se advierten como los más importantes: Quincenario Normalmente se inicia 15 días antes del 2 de febrero -aunque puede extenderse más dependiendo del número de barrios- y es cuando éstos “pasan la fiesta”, cada uno, un día. Esto implica una organización previa al interior del barrio, sobre todo, en lo que tiene que ver con la recolección de fondos. Cada agrupación tiene gente responsable de la organización del evento el que consiste básicamente en llevar la imagen al barrio y rezar con ella durante la noche. El ritual de llevarse a la imagen, se acompaña por lo general con música de banda, la cual toca aproximadamente hasta las 22:00 hrs. El resto de la noche la gente continúa los rezos, a veces, hasta el otro día. Es costumbre que esta reunión se realice en una casa en donde además tienen lugar el baile, la comida y la celebración en general. Así describe Alberto Garrido a este momento festivo.
Dónde se realiza:
Carchi, Mira
Organización de la fiesta:
En esta celebración los participantes llevan unas velas especiales destinadas a adornar el altar durante todo el año, las que están hechas de cera pura de abeja y son de color amarillo. Según Ramírez, es la “…la gente de Quito -refiriéndose a los mireños que viven en Quito- la que convoca a sus hijos para que lleven las velas, las entregan al Padre y se le otorga una limosna y con esas velas, velan todo el año el altar” (Ramírez, Mira/2011). Las velas, al igual que otras muchas ofrendas que se entregan a las imágenes objeto de devoción por parte de los devotos y devotas, constituyen un reconocimiento, un presente, por los favores recibidos. En esa particular relación de dar y recibir que se establece entre el creyente y el objeto de su fe, los presentes, en este caso las ceras, son una retribución que en proporción deben representar el “tamaño” del favor que se requiere o que ya se recibió. Por ello no es de sorprender que en el caso de Mira, las ceras de las que hablamos se trate de velas muy especiales que fueron confeccionadas exclusivamente para ese efecto. • Arrastre de la chamiza Para el arrastre de la chamiza y la achupalla “los voluntarios, gente que vive en los alrededores, en los caseríos, el que quiere”, pican la chamiza, ramas verdes y la dejan secar unos 15 días”. Así es como describe los preparativos don Alberto Garrido (Mira/2011). Una vez, secas las ramas, éstas se preparan y amarran para iniciar el arrastre o acarreo, el que se hace con yunta de bueyes o caballos, pero también a pie. En el último tiempo incluso se ha incorporado la modalidad de arrastrar la chamiza con camionetas, camiones y hasta motos. La gente llega de los diferentes caseríos aledaños a Mira y por lo general las comitivas vienen acompañadas de una banda. Respecto de esta práctica Segundo Mesías observa: “…hacen un guanguito de chamiza, amarran con una soga, enredan en la copa de la montura y se van hecho fila, hacen unas escuadras, es bonito y es bastante”(Segundo Mesías, Mira( 2011). El festejo arranca casi siempre con el grupo de Pueblo Viejo, por cuanto éste fue el sitio en donde se ubicaba la población antiguamente y además a sus pobladores se les considera como los “dueños de la Virgen” ya que según la leyenda “fue allí donde apareció la imagen” -En el caso de Mira, esta “aparición” de la imagen tiene un respaldo documental que no se limita al relato mágico-. El caserío en cuestión queda aproximadamente a unos 10 minutos de Mira en dirección hacia el occidente. Luego de Pueblo Viejo “…vienen otros caseríos como: San Antonio de Mira, La Tola, La Comunidad, San Luis, Santa Isabel, El Mirador, El Chinchinal, la Loma de Maflas, El Hato”(Cecilia Ramírez, Mira/2011) en lo que resulta ser un evento de indudable importancia dentro de la celebración. En otra parte de su testimonio esta interlocutora describe la ocasión así: “…se acercan con la banda de músicos, cantan el San Juan -se refiere al ritmo de Sanjuanito- Viene la gente dando trago, vienen los voladores y también se incluye una bandera de cada uno de los barrios para poder identificarlos. Los bueyes vienen puestos una corona de flores, los caballos bien adornados y hay gente que viene hasta a pie, para hacer su presencia frente a la Virgen. Allí dejan en el estadio el acarreo” (Ibid). Además de la cita anterior Ramírez menciona un dato adicional respecto a este momento festivo y es que “…algunas personas que se dedican a hacer la chicha (…) cuando pasa la chamiza, les dan chicha”. Esta referencia sobre la chicha durante el acarreo de la chamiza, no la hemos encontrado en ningún otro testimonio, sin embargo, sí se sabe que en Mira se prepara una chicha en base al arroz, a diferencia de otros lugares andinos en donde preferentemente se hace de maíz. Volviendo a la chamiza, la costumbre es ir a cortar las ramas de chilca al monte, a las laderas y según Alberto Garrido, quienes lo hacen son los antiguos peones de las haciendas con las cuales “antes estaba rodeado Mira”. Ellos -los campesinos- traen la chamiza “…con la banda adelante y la chamiza detrás. Queda en el estadio, allá le queman” (Alberto Garrido, Mira/2011). A esta descripción cabe agregar que este desfile siempre viene acompañado de volatería. Cecilia Ramirez, en su obra Memorias de Mira adicionalmente menciona también el acarreo de la achupalla por parte de los moradores de La Portada y San Marcos, quienes al parecer “…suben a pie cargados de grandes matas de esta planta, la banda de músicos les acompaña con un Sanjuanito hasta el Estadio Galo Plaza, en donde se encuentra ya la chamiza y la depositan junto a ella” (Cecilia Ramírez, Mira/2011). • Novillo de bomba Esta práctica se desarrolla también durante las vísperas pero en la noche. Consiste básicamente en lidiar un toro al cual se le han colocado en los cachos una especie de cachos postizos, los que van adornados con una especie de mechones hechos de trapos embadurnados con cera y cebo, los que una vez encendidos constituyen propiamente las bombas. Estos mechones se sujetan a los cachos del toro con alambres. Los priostes del novillo de bomba, o sea, quienes donan tanto el toro como el resto de aperos con que se lo compone -incluidas las bombas y el cabestro con el que se lo sujeta- son los encargados de “tumbar” al toro y de manera ceremoniosa colocarle las bombas. Por lo general quienes torean al novillo son jóvenes intrépidos que espontáneamente se lanzan al ruedo e incitan al animal para que éste corra detrás suyo y así demostrar su valor. Es un juego taurino en el que cuenta tanto la velocidad del toro para perseguir a los improvisados toreros como la habilidad de éstos para escapar del embiste. Este evento se realiza en un lugar previamente destinado para el efecto el que antes solía ser la plaza de Mira -actual parque- la que se alumbraba con unos “mechones” especialmente confeccionados para este propósito. En la actualidad se lleva a cabo en el estadio de la ciudad y puede durar entre media hora y una hora, dependiendo de la resistencia del animal y de cuanto duren las bombas. • La quema de la chamiza, la achupalla y el castillo y la lanzada de los globos Una vez que se acaba el novillo de bomba, se procede a la quema primeramente de la chamiza y luego del castillo. Este último, antes era costumbre “componerlo” en la iglesia y luego el sacerdote era quien lo “entregaba” al pueblo, “…venían en procesión a entregar el castillo para que el pueblo mire” (Cecilia Ramírez, Mira/ 2011). En la actualidad esta costumbre ha cambiado un poco, “…el padre en compañía de los priostes, autoridades y voluntarios, acompañados de la banda, se trasladan al sitio en donde se encuentra el castillo ya armado y de ahí van en procesión hacia el estadio, al ritmo de un sanjuanito”
Fecha que se realiza:
2 de Febrero
Tipo de fiesta:
Usos sociales, rituales y actos festivos
Personajes:
Comunidad de Mira
Gastronomía típica:
Hornado y tardón Mireño
Relación con algún santo:
Ninguna
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